Poco se puede decir de este acontecimiento que no esté ya dicho. Es uno de los mayores eventos sociales que suceden en nuestra ciudad cada año. Y cada vez con más y más gente. Impresionante fue el montaje que hizo la organización en la salida. Con una enorme estructura que sostenía un gigante video-wall, además de los cañones de confeti y humo, las luces… Sin embargo, eché en falta la música. Recuerdo con cariño cómo otros años ponían música a “todo trapo” en la salida para amenizar la espera, y los miles de corredores bailábamos y cantábamos a ritmo como si fuese un concierto de AC/DC. Nada de eso hubo este año. Tampoco había música durante el recorrido (salvo en la avenida de la Albufera)
Nuestra intención este año, no fue hacer marca, no es carrera para ello, sino disfrutar a tope del ambiente, con nuestros matasuegras y gorros navideños. Así que a trote cochinero, hicimos un digno tiempo de 49minutos. El perfil descendente de esta carrera invita a dos cosas: o bien apretar fuerte los dientes y salir a tope, o bien trotar a gusto, dejándote llevar por la gravedad, y “chocar los cinco” con todos y cada uno de los niños que miran la carrera durante el recorrido. Esta última fue nuestra elección.
Como otros años, lo mejor de la carrera es la entrada en Vallecas. Había 4 escenarios, 2 a cada lado de la calle con música (percusión) en directo. Los ritmos que tocaban daban alas para subir la cuesta de la Albufera. Esos cientos de metros con música, me los hice más bailando que corriendo.
La llegada a meta, como en otras ocasiones, me pareció muy fría, aunque perfectamente organizada.
Sólo me queda añadir, o mejor pedir al organizador que no convierta esta carrera en un enorme anuncio publicitario con 35.000 extras. La omnipresencia de la marca patrocinadora empieza a ser un poco exagerada.
1 comentario:
que bien lo pasamos...
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