Me gusta exprimirme en las cuestas. Es como hacer series, pero con la ventaja de que ves con claridad tu meta, el final de la cuesta está siempre ahí, y cada vez más cerca. Eso me motiva y me anima a apretar los dientes cada vez un poco más. También me motiva a entrenar en cuestas el hecho de haberme apuntado a la Media Maratón de Fuencarral, famosa y temida por su perfil.
De aquí a la celebración de esta media, voy a intentar hacer más entrenamiento de cuestas.
Cuando hago series normales, no veo el final. ¿Por qué?, porque las programo en el forerunner, y el aparato me pita cuando me toca hacer una o toca terminarla. Es cierto que puedo ver en pantalla cuantos metros me quedan para acabar la serie, pero me falta la referencia visual real. Es decir, no puedo pensar “a tope hasta aquel árbol del fondo”, sino que el cacharro me pita, y en la pantalla pone: “serie 1.000metros” y yo me pregunto “¿hasta dónde serán esos 1.000 metros?”. Quién sabe…
1 comentario:
Ahhhh, condromalacia...., que calladito te lo tenias, y yo contandote lo de mi corvitissss.
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