El domingo pasado le dije a un monitor que me cambiase el programa que me habían puesto, porque tenía mucho cardio (bici, elíptica y cinta), y yo no quiero hacer cardio en el gimnasio, que ya lo hago en la calle.
Le pedí que me pusiese ejercicios para fortalecer espalda, abdominales y tronco superior en general.
El caso es que el en gimnasio tienen el sistema este que llevas los ejercicios en especie de llave usb y lo consultas en los monitores y la “pinchas” en cada máquina. (TGS se llama)
Pues bien, la tabla que me había puesto era toda de pesitas. Nada en máquina. Todo en la sala de musculación, con pesas de las de toda la vida.
Así que me metí en la sala de musculación, y ahí había un grupo de 3 cachitas, que me miraban con cara de malotes, mientras un cuarto levantaba una pesa descomunal al grito de ¡AAAAAAAAAAAAARG! ¡MMMMMMMHHHHH!. Me sentía un poco fuera de lugar.
Me fui a un banco, preparé el peso que me tocaba e intenté levantarlo: "¡ARREA! Yo no puedo con esto ¡qué vergüenza!". Sin atreverme a comprobar si los cachitas me miraban, agarré mis bártulos y cabizbajo me volví a la sala de fitness. Aquello no estaba pensado para mí.
En la sala de fitness me dediqué a probar un poco todas las máquinas. Esto ya es otra cosa. Es mucho más divertido y te pones el peso que quieras de una manera mucho más discreta. No es tan evidente que estás levantando el mínimo peso disponible. Un grito discreto de vez en cuando: “¡MMMHH!” para que la gente vea que haces mucha fuerza y arreglao.
Eso sí, no pude evitar en un par de ocasiones la tentación de incrementar el peso de la máquina cuando terminaba cada ejercicio, para que el siguiente en sentarse en la máquina alucinase con mi fortaleza, JAJAJAJA
Concretamente había una señora esperándo que yo terminase con una máquina de abdominales, que me tocaba hacer con 30kg. Cuando terminé, coloqué con discreción la carga en 60kg. La señora, que era novata en el gimnasio (o sea, que llevaba 1 día menos que yo) intentaba mover la máquina y no podía; pulsaba los botones, y no podía, se ponía de pié para observar la máquina y no sabía que hacer, JAJAJJAJAJAJA. Yo la observaba desde el otro lado de la sala y me daba la risa. Si, soy un cabrón, pero me hizo mucha gracia hacerme pasar por un cachitas musculado, precísamente yo, que soy un tirillas, y llevo 2 (literal) días en el gimnasio.
Cuando llegué a casa, pude comprobar los avances obtenidos con la máquina de abdominales: y es que ya se me marca mi primer gran abdominal…es tán bonito y redondeado. Aunque ahora que lo pienso, ese abdominal redondeado siempre ha estado ahí.